La combinación de adolescencia y nuevas tecnologías
puede ser peligrosa, si no se ejerce un control y se proporciona una
formación adecuada a los más jóvenes que aún desconocen los límites que
marca la vida.
Y es que su acceso a la tecnología adolece en ocasiones
de falta de prudencia y rendición a impulsos primarios. Fruto de ello es el éxito de dos tendencias relacionadas con la telefonía móvil: el sexting y el gossiping.
La primera hace referencia al envío de textos e imágenes de índole
sexual a los contactos; la segunda, a foros de cotilleos y maledicencias
sobre algunos compañeros de escuela. Ambas tienen riesgos tanto para el emisor como para los receptores de los mensajes, que se detallan a continuación.
Sexting, una práctica no tan reciente
A diferencia del gossiping, el sexting
tiene más años de recorrido y está más ligado al nacimiento de los
mensajes de texto SMS en los teléfonos móviles. Las primeras referencias
datan de 2005, cuando un periódico australiano se hizo eco del uso
masivo por parte de los adolescentes estadounidenses, ingleses y
australianos de los SMS para enviar referencias eróticas, cuando no pornográficas, que se usaban como preámbulo a encuentros sexuales.
Algunas estadísticas de la época citaban a un 20% de los adolescentes
como partícipes de esta práctica, con edades comprendidas entre los 13 y
los 16 años. Para muchos expertos en adolescentes, en esta etapa de la vida, la persona carece de madurez sexual y, por tanto, no es plenamente consciente de adónde le pueden llevar sus actos.
El acceso de los más jóvenes a la tecnología y a Internet se ha disparado en los últimos años
También se preguntan estos expertos si es conveniente que un adolescente
tenga un teléfono con Internet. Sin embargo, el acceso de los más
jóvenes a la tecnología se ha disparado en los últimos años, además de
extenderse por plataformas como Facebook, Tuenti, Orkut, etc. Y si bien
en estas redes sociales, por control de sus administradores o por ser
generalizadas -con lo que se pierde el efecto de "hacer cosas a
escondidas"-, el sexting se ha visto muy diluido, ahora retoma su auge con herramientas como WhatsApp o Snapchat.
La polémica de WhatsApp
En la primera, cuyo cuidado de la privacidad del usuario ha sido muchas veces cuestionado,
los adolescentes intercambian muchos mensajes privados, algunos de
ellos acompañados de imágenes y vídeos con carga sexual, con la
confianza en la privacidad de las comunicaciones.
Sin embargo, los niveles de seguridad del servicio no han podido evitar la intrusión de terceras personas malintencionadas en la plataforma, para difundir de forma masiva mensajes privados. Así ocurrió con algunos alumnos de la Universidad de Deusto (Bilbao), que se comunicaron por WhatsApp aparentemente desde una red wifi pública: fueron espiados y sus mensajes privados, muchos de ellos de sexting, difundidos.
Snapchat y Facebook Poke
Tampoco se debe confiar en la buena voluntad de la persona que recibe el
mensaje, si no se la conoce muy bien, ya que en ocasiones, y sin mediar
tecnología alguna, el destinatario puede ser quien los difunda, algo del todo ilegal.
Para evitar que esto ocurra, apareció la aplicación Snapchat,
pensada para enviar imágenes, pero con la premisa de limitar el tiempo
que permanecerán en la memoria del móvil del destinatario. La idea es
que de este modo se evitan difusiones indeseadas a terceros o
intromisiones de hackers malintencionados.
Jamás se debe confiar en la buena voluntad de la persona que recibe el mensaje, si no se la conoce muy bien
Un servicio similar fue lanzado por Facebook, con un gran volumen de usuarios adolescentes, para ser utilizado desde el móvil: Facebook Poke. Tanto en Snapchat como en este último, el remitente manda una imagen al destinatario pero, antes, decide el tiempo que durará la imagen en el terminal de este.
Sin embargo, diversos medios tecnológicos han señalado que estas aplicaciones no están exentas de riesgos,
pues el destinatario puede hacer una captura de su pantalla con la
imagen y guardarla para luego compartirla con otras personas. De nuevo
se debe tener en cuenta el desconocimiento de muchos adolescentes de las
consecuencias de sus actos.
Por otro lado, este tipo de aplicaciones tampoco están libres de fallos de programación. A finales de diciembre se descubrió un error
en la versión para iOS de Snapchat y Facebook Poke, que dejaba ver los
vídeos enviados por los usuarios, pese a que había expirado el tiempo
límite.
Informer y Gossip
El gossiping es otra tendencia en alza que puede resultar peligrosa para los adolescentes. Consiste en la creación de foros y salas de chat anónimas donde se comentan rumores.
Estos foros fueron un fenómeno en Cataluña el pasado otoño debido a Informer, que permite crear páginas en Facebook para pequeñas comunidades, como colegios y universidades.
- Imagen: Gossip -
Algunos estudiantes han creado sitios Informer locales en la red social
que se les han ido de las manos, debido a la avalancha de rumores y
maledicencias sobre otras personas del entorno cercano. Algunos de estos
foros han alcanzado tal nivel de tensión, que sus creadores han sido agredidos en la calle y la policía ha tenido que intervenir. Las denuncias por calumnias y acoso de alumnos y profesores se han contado por decenas y la Generalitat ha activado un plan de información en escuelas y colegios universitarios,
para concienciar a los alumnos de la importancia del derecho al honor y
la intimidad frente a la libertad de expresión que permite la
tecnología.
Por su parte, Gossip es una aplicación española para iPhone de similares características, que permite el envío de rumores de móvil a móvil. Aunque no ha llegado a los niveles de Informer, ha creado también polémica.
Fuente: Consumer
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